Las
plantas cultivadas en interior, se adaptan a temperaturas y oscilan
entre los 16 y los 26 grados. En la mayoría de los hogares y las
oficinas la temperatura varía durante todo el año entre estos
grados.
Se
llaman de interior porque se cultivan bajo techo.
Los cuidados básicos de las plantas
de interior son: buena iluminación temperatura suave, un alto grado
de humedad, una buena fertilización y el cambio periódico de maceta
para evitar que las raíces se encuentren comprimidas.
LA
LUZ:
La
luz es el elemento fundamental para la vida vegetal; gracias a ella
las plantas realizan la función clorofílica que da como resultado
la producción de clorofila y oxígeno emitido a la atmósfera.
Las
plantas necesitan, además de clorofila, absorber elementos minerales
del suelo para poder construir. Esto lo hacen a través de los
pelillos de sus raíces y siempre disueltos en el agua.
Cambiar
de situación, según estación del año:
cambiar
las plantas de sitio según la estación del año, buscando siempre
la luz y las plantas estarán mejor, con mayor lozanía.
EL
AGUA:
Los
vegetales están compuestos en más del 90% por agua. El agua ayuda a
soportar la estructuras de las plantas y además a transportar los
minerales y las demás sustancias vegetales que circulan por la savia
(equivalente a la sangre de los vegetales).
CANTIDAD
DE AGUA:
Las
plantas de interior, mueren más por exceso de riego que no por falta
de agua.
Las
plantas, en general de origen tropical, necesitan humedad constante,
pero no encharcamiento.
FRECUENCIA
DE RIEGO:
Es
difícil acertar con la cantidad de agua, pero las plantas emiten
señales que debemos saber interpretar.
-Hojas
fláccidas = falta de agua.
-Raíces
podridas = exceso de riego o lo que es igual, encharcamiento.
En
épocas frías regar menos, pero si la calefacción va “a todo
trapo” alejarlas del exceso de calor.
En
el mercado hay ofertas para que usted se olvide del riego, sólo
aquellos que se fundamentan en las necesidades de las plantas y no
sólo en ahorrarle a usted preocupaciones, son válidos.
La
mejor agua es la que viene directamente del cielo o en su defecto
destilada o mineral. Las aguas de las viviendas son muy distintas
según su origen. Si son alcalinas (al tener un exceso de cal)
algunas plantas se lo dirán por las puntas de sus hojas quemadas;
cuando se use este tipo de agua es fundamental dejarla reposar 24h
antes de utilizarla.
LA
TIERRA
En
su origen tal como venimos insistiendo, las plantas de interior
proceden de las selvas tropicales donde a lo largo de miles de años
los residuos de otras plantas y árboles han ido generando un suelo
vegetal, mullido, repleto de materia orgánica y generalmente con un
pH (alcalinidad - acidez) más bien ácida.
Los
horticultores hoy gracias a las turbas, abonos y otros compuestos
minerales han ido elaborando tierras especiales para cada cultivo. A
estas tierras les llamamos sustratos o substratos.
DRENAJE:
No olvide nunca que un buen drenaje
es fundamental para evitar el encharcamiento ya que de lo contrario
se crean hongos y bacterias nocivas que dan al traste con su planta.
Es muy aconsejable poner gravilla o perlita o grava volcánica en el
fondo de cada recipiente (entre 4 y 6 centímetros) esto impedirá la
acumulación de agua en la base de la maceta.
20-23ºC
es la temperatura que agrada a las plantas. Pero la temperatura
doméstica es desigual y eso ya no agrada tanto a nuestras plantas.
Equilibrios y no cambios bruscos es la clave.
LA
HUMEDAD
Las
plantas están habituadas a ambientes del 80 y 90 % de humedad. En
las casas esto es imposible porque nos haría reumáticos y daría al
traste con nuestros muebles y enseres.
Pero
ese es su ambiente, no el nuestro y ahí es donde hay que procurar
excesos de sequedad que atenúen esa insalvable diferencia que hay
entre ellas y nosotros.
LOS
ABONOS:
Hay
una tendencia generalizada entre las personas: por lo general se
tiende a creer que lo que las plantas ”comen” es la tierra donde
profundizan sus raíces.
Las
plantas se nutren de los elementos minerales que tiene la tierra, los
básicos son: Nitrógeno ( N ), fósforo ( P ), potasio ( K ) y
calcio ( CA ). Hay otros elementos más pequeños, pero no por ello
menos importantes : el hierro (Fe), azufre ( S ), magnesio ( Mg )...
y los microelementos: bono ( B ) , zinc (SA) o manganeso ( MN ) entre
otros.
César
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