Ven Platero, que te vamos a probar un
bonito traje que sé que te va a gustar y con mucha gracia lucirás
el día de Navidad. La camisa es de batista celeste con festones
negros haciendo juego con el color de tus ojos. También llevará en
el bolsillo bordado a punto de cruz un par de espiguitas y una
amapola, tan roja como una piruleta de fresa. Los botones son
cascabelitos de oro.
El
calzón es de lana negra contrastando con tu pelo blanco. También
tiene tu calzón campanitas de plata. La bufanda es de seda de color
verde manzana y después de bañarte y de peinarte, te pondremos
colonia de laurel.
El
día de Navidad todo el pueblo iremos a saludar al Niño Dios y a sus
padres, a llevarles ofrendas. Como tu eres muy pequeño sólo
llevarás en tus alforjas un poco de fruta en almíbar para José y
María y como tarda en estropearse, así Jesusito podrá comerlo
también cuando haya crecido un poco.
Platero,
sé que no eres un burro como los demás, si no con mucha educación
que has aprendido de la familia. Ya sabes: cuando llegues al portal,
saludarás con la cabeza y un rebuzno muy suave para no despertar al
niñito. Después te despedirás de María y José dándoles tu
pezuñita. Luego volveremos al pueblo para celebrar las fiestas.
De
camino a casa, cantaremos villancicos y tocaremos los instrumentos
musicales. Como tu, Platero, no puedes tocar la zambomba ni los
tambores, harás música con los cascabeles y campanitas de tu traje.
Como llegarás cansado al pueblo, enseguida te prepararemos la comida
y la cama. La comida será una gran cazuela de algarrobas y de
postre, figuritas de mazapán y barquillos de canela.
Tu
cuadra tendrá una gran cama hecha con paja caliente, para que no
pases frío, ya que por Navidad las temperaturas serán muy bajas. Al
día siguiente podrás jugar con los niños del pueblo y por la tarde
prepararemos una gran chocolatada que esperamos que te guste.
¡Feliz
Navidad, Platero!